Las formas de las auroras
Las auroras pueden mostrarse con diferentes formas:
algunas son inmóviles y otras adquieren movilidad y color.
A continuación se enumeran sus formas más conocidas.
De arco uniforme:
es semejante a la forma de un arco iris, con
su borde inferior muy marcado; debajo se ve el cielo oscuro
y el punto más alto está en el meridiano magnético.
De arco radiado:
los rayos parecen trasladarse a lo largo
del arco y aparecen colores cambiantes: rojos, blancos,
rosados, violáceos y verdosos.
De bandas:
en ellas parece
que los arcos
se mantuvieran
colgados, como
si fuesen enormes
banderas ondeando
en el cielo.
De corona
: el arco iluminado se cierra a veces en forma de
círculo muy brillante, con centro en el meridiano magnético.
Cuando el viento solar es relativamente lento,
los corpúsculos se quedan en las capas
superiores de la atmósfera. En este caso,
si la colisión se produce fundamentalmente
con átomos de oxígeno, a 400 km (248 mi)
de altura o más, la aurora resultante será
morada.
Las partículas más veloces, que penetran
hasta los 90 km (55 mi) por encima de
nuestras cabezas, producen auroras de
colores rojo y azul muy brillantes al chocar
fundamentalmente con nitrógeno.
Los colores de la aurora
dependen de la velocidad del
viento solar y de las partículas
que intervienen en el choque.
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